En una relación de pareja, la clave está siempre en intentar sumar, no restar. Expresar lo que sentimos, lo que nos gustaría, lo que necesitamos o lo que esperamos de la otra persona y de la relación es algo fundamental para que ésta funcione. Sin embargo, se trata de algo que no solemos saber hacer adecuadamente porque nadie nos lo ha
enseñado. Algunas claves:
- Elige un momento oportuno, en el que ambos estén tranquilos, se tenga tiempo suficiente y sea en un espacio seguro y agradable.
- No te límites a hablar de lo que es importante para ti, escucha también lo que la otra persona tiene que decirte.
- Empieza hablando de ti, de cómo te sientes, de qué te preocupa, y de lo que te gustaría que cambiase. Mejor “me siento mal con esto que haces” que “tienes que dejar de hacer eso”.
- Utiliza mensajes sencillos y concretos, tratando de hablar siempre en positivo. No es lo mismo decir “quiero que seas más cariñoso” (mensaje vago) que “me gustaría que camináramos de la mano” (mensaje concreto). Tampoco es lo mismo decir “no grites” (mensaje negativo) que “por favor, intenta hablar más bajo” (mensaje positivo).
Es importante plantear la dificultad con una actitud positiva, acercándose a la otra persona, hablando en tono suave, y tomar en cuenta el lenguaje no verbal, que es vital para comunicar que estamos atentos. Hablar sobre el problema con claridad, brevedad y sin reproches es siempre una buena idea, no es lo mismo decir “no me tienes en cuenta” que “me gustaría que, antes de hacer un plan, me consultarás”. Buscar soluciones y llegar a acuerdos. Cuando definimos el problema es importante dejar las causas atrás y centrarnos en soluciones concretas teniendo en cuenta además que llegar a acuerdos implica en muchas ocasiones negociar y ceder.
Se ha mencionado mucho la violencia de género y la desigualdad de la posición de las mujeres frente a los hombres. Es vital recordar que las mujeres en las relaciones personales tienen derecho a:
- Exigir que se tengan en cuenta sus puntos de vista y se respeten las decisiones que las afectan individualmente.
- Expresarse sin temor a represalias.
- Ser escuchadas, apoyadas y comprendidas.
- Que se valoren sus opiniones, su espacio, su tiempo y su trabajo.
- Compartir las decisiones y responsabilidades cotidianas.
- Tomar conjuntamente decisiones familiares.
- Reclamar respeto a sus sentimientos, sus actividades, sus amistades y sus creencias.
- No ser desautorizadas
Además, es importante que todas las personas, independientemente de su sexo sapan que:
- La libertad no es algo que te dan, es algo que tienes.
- El respeto no es trabaja, se ejerce.
- Los celos no son amor, sino inseguridad y posesión.
- Las relaciones sexuales no son expresiones de amor hacia la otra persona, sino deseos propios y consensuados.
- El amor no es entrega incondicional, eso se llamaría sumisión.
- Nadie cambia por amor, cambia o evoluciona por deseo propio y no por satisfacer a otra persona.
Teniendo una buena autoestima y algunas ideas claras sobre lo que no se quiere una relación de pareja, el resto de la construcción amorosa es cosa de la pareja. Una relación de pareja es algo que se va construyendo entre dos personas. Cada pareja es diferente del resto y construye sus cimientos, sin embargo, deberíamos tener en cuenta que existen pilares fundamentales en cualquier tipo de relación no basada en la violencia: respeto, libertad, igualdad, confianza.
En las parejas que se cumplen estos cuatro pilares fundamentales:
- Nadie obliga a hacer nada que no se quiera.
- Se tendrá total confianza respetando la autonomía de cada uno.
- Se valorará la forma de ser de cada uno: pensamientos, sentimientos, inquietudes… incluso cuando sean contrarias.
- No se necesita saber qué se haces, dónde se está o con quién se está en cada momento.
- Se respetarán los hobbies, tiempos, amistades, estudios.