Resulta fundamental comenzar por el principio y reflexionar sobre qué entendemos por violencia de género y cómo se manifiesta en nuestra sociedad. En primer lugar, la violencia es el uso intencional de la fuerza, esta puede ser física, psicológica, verbal o emocional, con el fin de dañar, controlar, o someter a una persona. Cuando hablamos de violencia de género nos referimos a cualquier acto de violencia hacia una persona en razón de su género, esto quiere decir que los actos violentos están basados en normas, roles o expectativas sociales que se le han sido impuestas a los géneros.
Las relaciones desiguales de poder entre mujeres y hombres -donde los hombres suelen tener más poder que las mujeres, lo que crea una situación desequilibrada-, colocan a las mujeres en una posición de subordinación, es decir, una posición inferior y de vulnerabilidad, independientemente de su situación socioeconómica. Este desequilibrio tiene un carácter estructural, lo que significa que está profundamente arraigado en la forma en que las sociedades están organizadas. Cuando se habla del carácter estructural de esta desigualdad, esto quiere decir que son las familias patriarcales, donde el poder se concentra tradicionalmente en los hombres; Una división sexual del trabajo y roles sociales que asignan tareas y responsabilidades según el género; y pautas culturales tradicionales basadas en la supremacía de los hombres, esto es la idea de que los hombres tienen más valor o deberían tener más control, una idea que históricamente ha llevado a que los hombres sean considerados superiores a las mujeres. Todo esto configura una relación de desigualdad de poder, de derechos y de libertades entre mujeres y hombres.
Se reconoce que la violencia contra las mujeres es un obstáculo para la igualdad, el desarrollo y la paz, impidiendo que las mujeres disfruten de sus derechos humanos y libertades fundamentales. Esta forma de violencia afecta de manera desproporcionada a las mujeres, por lo que la Declaración sobre la eliminación de la violencia contra la mujer aprobada por la Resolución de la Asamblea General de las Naciones Unidas 48/104 del 20 de diciembre de 1993 establece un concepto amplio de violencia contra las mujeres, entendiendo como tal todo acto de violencia basado en la pertenencia al sexo femenino que tenga o pueda tener como resultado un daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico para las mujeres, así como las amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de la libertad, tanto si se producen en la vida pública como en la vida privada.
Esta violencia puede tener, además, un carácter directo o indirecto; la violencia directa incluye aquellos comportamientos dirigidos a una o varias mujeres en concreto, y puede ir desde el control y la humillación hasta las manifestaciones físicas, como los golpes, la violación o, en el caso más extremo, el asesinato. El carácter indirecto lo tiene la violencia estructural y cultural, y constituyen la raíz del resto de violencias. Esto incluye las situaciones de discriminación que las mujeres sufren por el mero hecho de ser mujeres, así como los prejuicios, estereotipos y creencias que legitiman dicha discriminación.
La violencia contra las mujeres puede ejercerse, en el marco de las relaciones de pareja, pero también por parte de desconocidos, en el ámbito institucional, social y gubernamental, e incluye determinadas prácticas como la mutilación genital femenina o la trata de mujeres y niñas con fines de explotación sexual. También incluye formas nuevas de violencia, como es el caso de la violencia de género digital.
Se suele relacionar la violencia de género con los golpes y otras agresiones físicas, pero, en realidad, cuando hablamos de este tipo de violencia nos referimos a cualquier daño que se ejerce contra una mujer sin otro motivo que el hecho de serlo. Los golpes, los zarandeos, las amenazas, los gritos, la humillación o el aislamiento son ejemplos de violencia de género. También lo son las violaciones y la realización de cualquier otro acto de carácter sexual sin consentimiento. La violencia de género es una expresión y muestra del poder que los hombres ejercen sobre las mujeres, que pone de manifiesto que la sociedad actual está basada y organizada en torno a la dominación sobre los hombres y la discriminación hacia las mujeres. Se produce en todos los países y culturas del mundo y en todas las clases sociales. No existe únicamente en el ámbito de la pareja, sino que puede ejercerse por parte de desconocidos o como parte de los rituales y creencias de determinadas culturas.