El patriarcado oprime a los hombres de las siguientes maneras:
- Un hombre de verdad no puede tener miedo y, si lo tiene, está obligado a disimularlo. Si lo exterioriza, suele ser castigado a través de burlas, insultos y humillaciones.
- Un hombre de verdad no puede llorar de pena ni de alegría, excepto en eventos deportivos en los que se les permite cuando pierden o ganan. Deben reprimirse todo el tiempo y, en caso de llorar, hacerlo sin que nadie los vea.
- Los hombres de verdad no pueden expresar sus emociones y han de ser insensibles. Les han enseñado a mutilarse emocionalmente, es decir, a perder la capacidad de sentir emociones.
- La única emoción que pueden expresar los hombres de verdad es la ira y el enojo. Pueden expresar su enfado con violencia, porque se entiende que cuanto más agresivo, más viril.
- Los hombres de verdad no deben aprender a cuidar de sí mismos ni de otras personas. Sólo les enseñan a ser cuidados por mujeres. Esto les hace ser seres dependientes, porque no conocen las tareas básicas para la supervivencia, por lo tanto, no pueden vivir de forma autónoma.
- Los hombres de verdad deben estar siempre disponibles para el sexo. De la otra forma, su virilidad es cuestionada.
- Los hombres de verdad no pueden sentir deseo sexual por otros hombres, así que tienen que estar constantemente reprimiéndose.
- Los hombres de verdad deben presumir de su potencia sexual y del tamaño de sus genitales, con lo cual a todos aquellos que no se ajustan a los estándares patriarcales se les crean complejos.
- El patriarcado espera la respuesta agresiva de los hombres de verdad cuando estos son agredidos. Así demuestran su hombría, a pesar de que pueda llegar a suponer sufrir daños graves, incluso la muerte.
- Los hombres de verdad tienen que estar constantemente demostrando que lo son, por ejemplo, exhibiendo su fuerza a la hora de cargar con mucho peso.
- Los hombres de verdad se pasan la vida compitiendo entre sí por demostrar quién es más hombre, porque no se les enseña a colaborar ni a cooperar. Creen que hay que estar siempre en una posición de dominio, y eso les impide trabajar en equipo.
- Los hombres de verdad deben proteger su honor, por eso se les enseña que deben castigar a quienes no les obedezcan o pretendan abandonarlos, sean sus esposas, hijas e hijos.
- Un hombre de verdad tiene que mantener económicamente a su familia. Por eso cuando se quedan desempleados, suelen caer en depresión por la pérdida del rol de proveedor principal. Para algunos resulta humillante que los ingresos familiares provengan de las mujeres, porque no pueden cumplir con lo que se espera de ellos.
- Un hombre de verdad no ha aprendido a pedir ayuda, tiene que intentar resolver sus problemas en solitario.
- Un hombre de verdad no puede elegir profesiones que se consideren femeninas, aunque sea su gran pasión