Socialización de género: mensajes y agentes socializadores que influyen en la construcción de los roles de género diferenciados

Durante los procesos de socialización son muchos los mensajes recibidos en relación a los roles que deben asumir las personas según su género, las narraciones de los cuentos, las novelas, las películas, las canciones y otras producciones culturales influyen sobre las expectativas y creencias, y son justo, los mecanismos de socialización como la familia y la escuela, los que presionan para que las personas ejerzan el rol sexual de manera adecuada.

 

Las mujeres desde la infancia, son socializadas en el amor y la dependencia, recibiendo el mensaje de que tienen la responsabilidad de mantener la relación de pareja, que esta relación es esencial para su felicidad y supervivencia, y que su misión es encontrar refugio en la pareja en un mundo inestable. La socialización les asigna un papel de subordinación y cuidado dentro de la pareja, en contraste con los hombres. Además, las mujeres son definidas como «ser-para-otros», asumiendo un rol de cuidadoras, responsables del bienestar de los otros, a menudo sacrificando sus propias necesidades, por amor. También se les asigna una predisposición hacia el amor, viéndolas como completas solo cuando pertenecen a una pareja. Su identidad está vinculada a la maternidad, siendo este rol fundamental para su realización, y a su apariencia física, donde la belleza juega un papel crucial en su visibilidad y aceptación social. Se espera que den una gran importancia a las emociones, los afectos y las relaciones interpersonales, considerando estas relaciones esenciales para su felicidad, lo que lleva a una idealización del amor y una percepción del fracaso si este vínculo se pierde.

 

Los hombres, por el contrario, son socializados en la autonomía y la independencia. Se les asigna un rol de dominación dentro de las relaciones afectivas, donde deben ser racionales, autosuficientes, controladores y proveedores, así como audaces y exitosos. La masculinidad está construida en oposición a las características tradicionalmente asociadas con las mujeres, como la emocionalidad o la dependencia. El amor, en este contexto, no es algo que deban expresar abiertamente; más bien, se presenta como un aspecto que dominan y controlan, estando más desapegados del sentimiento y sin la dependencia emocional que se asume en lo esperado para las mujeres. El éxito para los hombres no se mide solo en el amor de pareja, sino que incluye factores como el logro profesional, económico y social. Así, la falta de amor en su vida no está tan directamente vinculada al fracaso personal como ocurre en el caso de las mujeres.