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Prof. Joachim Osur – Vicerrector de la Universidad Internacional AMREF 

Cuando le dije que hacía medicina se quedó impresionada y se consoló diciendo que los pastores y los médicos sirven a la gente.

 

En el ámbito profesional, un sexólogo es un experto en salud sexual especializado en cuestiones psicológicas relacionadas con la sexualidad. Un médico especialista en medicina sexual, en cambio, es alguien que prescribe o realiza cirugías y se especializa en el tratamiento de problemas de salud sexual.

Yo soy sexólogo y doctor en medicina sexual. También soy terapeuta familiar en temas de relaciones e intimidad, además de vicerrector de la Universidad Internacional Amref.

Dirijo una clínica de sexología en la que trato a pacientes con problemas sexuales y de intimidad, como el rendimiento sexual. Puede ser que tengan una enfermedad o problemas psicológicos que afecten a su sexualidad. La mayoría de la gente tiene dudas sobre su sexualidad, pero el sexo sigue siendo un tema incómodo. Tengo familiares y colegas que no entienden por qué hago lo que hago.

Un tema estigmatizado

El sexo está tan estigmatizado que, si te ocupas de asuntos relacionados con el mismo, la gente piensa que no eres un profesional o que no tienes mejores cosas que hacer.

Hubo un incidente cuando todavía estaba estudiando. Había traído al país material escrito desde Estados Unidos.

Envié a alguien al Post Bank con mi documento de identidad, pero insistieron en que querían verme. Me encontré con un grupo de tres personas que me dijeron que era culpable de importar pornografía. Abrieron el material y había cosas sobre orientación sexual, masturbación, literatura sobre disfunción sexual y me dijeron que este material no estaba permitido en Kenia. Les comenté que me estaba formando como experto en sexología y que necesitaba el material. Cuando les dije mi nombre, me preguntaron si era el médico que escribía para un periódico local. Respondí que sí y entonces me permitieron recoger el material.

Me encuentro con personas que tienen problemas, pero no se atreven a buscar ayuda y encontrar una solución que les tranquilice. Cuando ellos son felices, yo soy feliz.

Doy muchas charlas en las iglesias, hablo con las parejas y hacemos retiros. La iglesia se ha dado cuenta de que hay una necesidad y lo agradezco. Las parejas acuden a los pastores con estos problemas y los pastores se han dado cuenta de esta necesidad.

Crecí en el pueblo de Karadolo, Sega, en Ugenya, en el condado de Siaya. Fui a la escuela primaria de Migare y luego a la de Santa María de Yala.

Tuve una gran experiencia en Yala. A la gente no le gustaba la biología, la química y las matemáticas, pero a mí me encantaban esas asignaturas. Éramos los segundos candidatos 8-4-4. En aquellos días, conseguir un sobresaliente era una tarea ardua. Creo que ese año solo hubo 10 sobresalientes en el país. Yo saqué un notable.

Fui a la Universidad de Nairobi (UoN) a estudiar Farmacia. La UoN era la única universidad que ofrecía Farmacia y sólo admitía a 28 estudiantes. Me cambié de Farmacia a Medicina por influencia de mis familiares.

La medicina es una formación rigurosa y es muy normal que haya estudios complementarios. Tuve suerte y no me los pidieron.

Unidad de ginecología

Hice un año de prácticas en el Hospital Aga Khan. Me registré como médico y empecé a ejercer mi profesión en la unidad de obstetricia y ginecología del Hospital Aga Khan, que también era un centro de formación del Real Colegio de Ginecólogos del Reino Unido. Me formé y luego, cuando tuve que ir al Reino Unido durante seis meses, cambié y comencé a trabajar en salud pública.

Después de salud pública, empecé a hacer sexología en Estados Unidos. Era un programa mixto, de cuatro años, con formación presencial y a distancia. Al terminar, comencé el programa en el Reino Unido con la Sociedad Europea para la Salud Sexual, a la vez que realizaba mi doctorado. Ya había terminado mi máster en Salud Pública centrado en salud sexual y reproductiva, en la Universidad de Kenyatta.

Vicerrector de la Universidad Internacional Amref

Hay mucho conocimiento, capacidad de investigación y especialización en el área médica y por eso estoy en la Universidad Amref como Vicerrector.

Lo que soy hoy estuvo muy influenciado por mi difunta abuela. Ella creyó en mí. Al principio pensó que debía ser pastor anglicano, pero cuando le dije que hacía medicina se quedó impresionada y se consoló diciendo que los pastores y los médicos sirven a la gente. Le debo mucho a ella y también a mi madre, que siempre me animó mucho. Les debo mucho a las mujeres de mi vida. Perdí a mi padre cuando estaba en mi segundo año de universidad. Más tarde me casé con una amiga del instituto (no una novia, sino una amiga), que estaba en un instituto vecino. Habíamos perdido el contacto, pero la vida hizo que nos encontrásemos más tarde.

Ella creía y sigue creyendo que soy un hombre muy brillante y que debería leer más. Cuando tienes una esposa que te anima, lees más y consigues doctorarte.

Tenemos dos hijos gemelos, un niño y una niña. Leen mis escritos.

Lo bueno es que son muy abiertos conmigo. Mi hija me habla mucho, me dice que los hombres mayores son muy agresivos y yo le digo: «Si no eres una joven fuerte puedes caer presa».


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