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Fatuma reside en una de las regiones de Afar, en Etiopía y es superviviente de la mutilación genital femenina, como otras miles de mujeres en Afar.

“Cuando nos mutilaron fue muy doloroso, mi hermana y yo fuimos mutiladas juntas. Incluyéndome a mí, había muchas chicas de nuestro pueblo. Me llamaron por mi nombre, Fatuma. Yo era la primera…”

Etiopía es un país comprometido con la eliminación de la mutilación genital femenina a través de medidas legales, sociales y sanitarias. Se ha criminalizado desde 2005 en el Código Penal Nacional. No obstante, en el contexto de Afar  el 98% de las mujeres han sufrido la mutilación y el 71% de las madres todavía apoya continuar con la práctica.

Solo un 28% de las personas entrevistadas sabe que existe esta penalización.

La mutilación, una violación de los derechos humanos

Fatuma no pudo escapar a su mutilación, “Lo quitaron totalmente, no dejaron nada. Finalmente, después de que me lo quitasen por completo aplicaron pimentón rojo y perfume en la parte sangrante y juntaron ambos lados.” 

La práctica es muy dolorosa, obviamente se realiza sin personal sanitario cualificado, ni las condiciones higiénicas necesarias para una operación de este tipo. Las niñas padecen un fuerte dolor, no hay anestesia y a corto plazo se exponen a hemorragia, ataques de pánico y shock. Si sobreviven también se verán expuestas a otros peligros a medio y largo plazo.

“Mi hermana se recuperó rápidamente, pero yo no. Estuve enferma durante meses. Estuve una semana sin orinar. Tenía exceso de orina, sentía que me llegaba hasta la garganta. Después de una semana conseguí orinar gracias a la ventilación manual. La orina que salió parecía ceniza. Ceniza blanca. Toda la habitación olía mal. Mis padres estaban aterrorizados pero les daba miedo llevarme a un  hospital. Estaba muy enferma y me quedé en casa postrada en cama durante tres  meses. Mi hermana se recuperó  antes, y tuvo menos dolores, pero yo sufrí mucho”, asegura Fatuma.

Es frecuente que como en el caso de Fatuma se den problemas urinarios e infecciones, que pueden acabar en una septicemia y hacer peligrar la vida de la niña. Además en la mayoría de los casos cuando las familias si conocen que se trata de una práctica ilegal no quieren llevar a las niñas al hospital y no reciben la atención sanitaria que necesitan por miedo a las represalias. Hoy se cuenta con servicios en la zona para la atención a las víctimas y Fatuma, junto con otras mujeres, recorre los hogares sensibilizando a las familias contra la mutilación e identificando posibles víctimas gracias al proyecto que impulsamos. Necesitamos sumar esfuerzos, si puedes haz un donativo hoy.

Problemas de salud a largo plazo

“Cuando di a luz a mi primer hijo, estuve de parto durante 3 días en mi casa. Luego cuando me llevaron a un centro de salud, después me derivaron al hospital. Después de haberme examinado, los médicos me dijeron que mi apertura vaginal estaba completamente cerrada. Me preguntaron por mi marido y mis antecedentes. Él les dijo que somos de Afar y les dio más detalles. Cuando el médico me rozó con el cuchillo, me desmayé. Me trataron bien pero el parto duró demasiado. Incluso el bebé tenía un corte en la cabeza de las tijeras. Fui capaz de parir pero con muchísimo sufrimiento. Después, con mi segundo hijo, necesité la asistencia de una máquina en el parto. Para evitar una apertura quirúrgica en el mismo lugar que el parto anterior.”

La mutilación genital femenina también las expone a graves problemas obstétricos que ponen en peligro su vida y la del bebé.

Objetivo: proteger a 9.878 niñas menores de 5 años

Trabajamos cada día para acabar con la mutilación genital femenina y conseguir niñas sin miedo que conozcan y puedan hacer respetar sus derechos. Súmate y ayúdanos a protegerlas.

En la región de Afar, Etiopía, trabajamos en tres distritos de Amibara, Awash Fantale y Argoba. Gracias a la financiación de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo, desde 2020 en Amref España implementamos el proyecto «El fin a la Mutilación genital femenina en Afar”. Este proyecto busca proteger 9.878 niñas menores de 5 años de las comunidades seminómadas y pastoralistas de la región.

Nuestro trabajo consiste en acercar a las niñas y mujeres a los servicios de protección y atención. Trabajando en redes con otras organizaciones e instituciones públicas para garantizar su salud.

También trabajamos con las comunidades sensibilizando, informando y empoderándolas para que se cambien patrones culturales que vulneran los Derechos Humanos de niñas y mujeres.


Cuando apoyas a Amref Salud África haces posible el cambio duradero en la salud y la vida de las comunidades. Gracias por hacerlo posible.