Fotografía: ©Amref Health Africa/Genaye Eshetu, 2024.
En un rincón remoto del noreste de Etiopía, donde el calor aprieta y las distancias son largas, Usman Hussein se prepara para otro día en el hospital de Dubti. Es el jefe de enfermería de la Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales (UCIN), un lugar en el que cada minuto cuenta y donde los recién nacidos llegan al mundo enfrentando desafíos enormes desde el primer aliento.
“Salvar la vida de un bebé que nace con solo 800 o 900 gramos… no hay mayor satisfacción que esa”, explica Usman con la serenidad de quien sabe exactamente por qué hace lo que hace.
El comienzo de una vocación
Usman tenía claro desde niño que quería dedicarse a la salud. Una enfermedad lo llevó al hospital siendo pequeño, y la atención que recibió despertó en él una vocación que no ha hecho más que crecer. “Quería ayudar a personas que estuvieran enfermas, como lo estuve yo”, recuerda. Hoy, con años de experiencia a sus espaldas, es una figura clave en la atención neonatal de una región donde la vida es, muchas veces, una carrera contrarreloj.
Cuidar con conocimiento
Gracias a la formación especializada que ha recibido en hospitales como St. Paul en Addis Abeba y en Adama, Usman ha desarrollado habilidades clave en cuidados neonatales, uso de tecnología médica avanzada y métodos como el Kangaroo Mother Care. Ha aprendido a manejar equipos vitales como incubadoras, CPAPs y sistemas de oxígeno, lo que ha marcado un antes y un después en la calidad de la atención en Dubti.
“Antes, la mortalidad neonatal estaba entre el 17 y el 20%. Hoy hemos logrado reducirla al 9%. Eso no es solo un dato, son vidas salvadas, familias completas.”
Retos que van más allá del hospital
El trabajo de Usman no se limita a las paredes de la UCIN. Él conoce de primera mano los obstáculos que muchas madres enfrentan incluso antes de llegar al hospital: falta de transporte, escaso seguimiento prenatal, partos atendidos en casa o por comadronas tradicionales sin formación.
“Muchas mujeres dan a luz en el camino, sin apoyo médico. Cuando llegan al hospital, a veces los bebés ya están en condiciones críticas.”
Además, destaca la necesidad de crear más conciencia en las comunidades sobre la importancia de los primeros 28 días de vida del bebé, un periodo crucial para su supervivencia y desarrollo. «La mayoría no sabe que existe atención neonatal, ni lo vital que es que un recién nacido sea atendido a tiempo», explica.
Una historia que lo marcó
Entre tantas experiencias, hay una que Usman no olvida: una pareja de más de 40 años que, tras años de intentos, logró concebir gracias a una fecundación in vitro. El bebé nació prematuro, con apenas 800 gramos de peso. Gracias al cuidado de Usman y su equipo, y a semanas de atención especializada, la niña sobrevivió.
“Cuando la dieron de alta, con un kilo de peso, fue uno de los momentos más felices de mi carrera.”
Lo que aún falta
A pesar de los logros, los retos siguen siendo enormes: escasez de medicamentos, equipos insuficientes, necesidad de formación continua para el personal, y comunidades enteras sin acceso efectivo a la salud.
“Si pudiéramos identificar antes a las mujeres embarazadas, ofrecerles seguimiento y facilitar su traslado, podríamos evitar muchas complicaciones.”
Gracias a ti, esto es posible
Usman no trabaja solo. Su labor es posible gracias a un sistema de apoyo que incluye formación técnica, mejoras en el hospital y el respaldo de personas como tú, que creen en un futuro más justo para todas las madres y bebés, vivan donde vivan.
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