Imagínate estar en medio de una conversación animada. Intentas integrarte en las conversaciones, pero parece que nadie te ve ni te escucha. Es como si fueras invisible o hablaras en un idioma que nadie entiende. Esa sensación de no pertenecer puede doler y dejar cicatrices emocionales, pero también puede ser un momento clave para reflexionar y aprender. Entonces ¿es posible superar este dolor y recuperarse más fuerte y resistente? La respuesta es un rotundo sí.
Superar el rechazo social requiere una combinación de autocompasión, apoyo de quienes nos rodean, crecimiento personal y, cuando es necesario, ayuda profesional No es la situación en sí lo que nos define como personas, sino la forma en que encontramos la fuerza para levantarnos, aprender y seguir adelante. Una de las habilidades más útiles es la RESILIENCIA. ¿Sabes lo que es? ¿dónde se presenta? ¿que la compone?
Para Garrido & Sotelo (2005, el término resiliencia tiene su origen en el latín, resilio que significa volver atrás, volver de un salto, resaltar, rebotar. El término se utiliza en física. Expresa la cualidad de los materiales a resistir la presión, doblarse con flexibilidad, recobrar su forma original, no deformarse ante presiones y fuerzas externas y su capacidad de resistencia al choque. La resiliencia ha sido adaptada por las ciencias sociales, para caracterizar a aquellas personas que, a pesar de nacer y vivir en situaciones de alto riesgo, se desarrollan psicológicamente sanas y con éxito (Rutter, 1993)
Aquí tenemos otras definiciones (Munist,1998):
- Habilidad para resurgir de la adversidad, adaptarse, recuperarse y acceder a una vida significativa y productiva, (ICCB, lnstitute on Child Resilience and Family, 1994)
- Enfrentamiento efectivo de circunstancias y eventos de la vida severamente estresantes y acumulativos (Losel, Blieneser y Koferl, 1989)
- Capacidad del ser humano para hacer frente a las adversidades de la vida, superarlas e inclusive, ser transformado por ellas, (Grotberg, 1995)
- La resiliencia se ha caracterizado como un conjunto de procesos sociales e intrapsíquicos que posibilitan tener una vida «sana» en un medio insano. (Vanistendael, 1994)
«Pienso que todos tenemos la semilla de la resiliencia; de cómo sea regada dependerá su buen crecimiento»
Palabras de un adolescente de Nueva York. En Laura J. Hilton, La voz de los jóvenes, Vol. 5, No. 3/1994. Ginebra, Suiza.
¿En dónde sucede?
- Fuera del círculo familiar: robos, guerra, incendios, terremotos, inundaciones, accidentes, pérdida de trabajo, homicidios y hambre.
- Dentro del círculo familiar: Muerte, divorcio o separación, enfermedad, pobreza, mudanza, malos tratos, abuso, falta de vivienda, homicidios, etc.
Diversos estudios han demostrado que ciertos atributos de la persona tienen una
asociación positiva con la posibilidad de ser resiliente, a continuación, se resaltan algunos que ya hemos mencionado en este curso que pueden ser desarrolladas por todos los individuos y que invita a no solo afrontar la tormenta sino incluso disfrutar del desafío, a saber:
- Control de las emociones y de los impulsos
- Empatía
- Competencia cognitiva
- Capacidad de atención y concentración
- Alta autoestima
- Sentido del humor
- Autonomía
- Capacidad de comprensión y análisis de las situaciones
Estas habilidades serían de varios tipos: emocionales, de manejo, interpersonales, sociales, intrapersonales, académicas, de trabajo, de reestructuración, de planificación y habilidades para la vida y de solución de problemas (Becoña, 2006).
Ahora te propongo un ejercicio, responde las siguientes preguntas:
- ¿Cómo enfrentas una situación difícil?
- ¿Qué te permite superar los obstáculos?
- ¿Después de una prueba qué haces con esa experiencia?
- ¿Te victimizas o te responsabilizas?
- ¿Te rindes, luchas o vas en contra de la corriente?
A partir de tus respuestas piensa en lo siguiente:
¿Tu respuesta tiene alguna relación con la resiliencia?
¿Qué conexión encuentras entre lo que respondiste y lo que hemos estudiado en el curso hasta ahora?
¿Qué recursos o habilidades personales están presentes en tus respuestas?
¿Crees que puedes mejorar la forma en la que enfrentas una situación difícil?
¿Qué herramientas podrías fortalecer para enfrentar desafíos con mayor confianza?
Los 7 pilares de la resiliencia
Wollin y Wollin (1993, citado en Pérez, et al, 2010) nos muestran cuáles son las cualidades de las personas resilientes mediante la realización de una figura llamada «mándala de la resiliencia», a continuación, describiremos cada característica:
- Introspección: hace referencia a la observación de nuestros pensamientos, emociones y actos. Con ella, adquirimos una visión real de lo que somos aumentando la capacidad de tomar decisiones, de conocer nuestras aptitudes y limitaciones. Cuanto mayor conocimiento tenemos de nosotros mismos, mejor enfrentamiento positivo tendremos ante situaciones difíciles.
- Independencia: se define como la capacidad de establecer límites entre uno mismo y los ambientes adversos; entre uno y las personas cercanas, alude a la capacidad de mantener distancia emocional y física, sin llegar a aislarse.
- La capacidad de relacionarse: hace referencia a la habilidad para establecer lazos íntimos y satisfactorios con otras personas. Aquí encontraríamos cualidades como la empatía o las habilidades sociales.
- Iniciativa: hace referencia a exigirse y ponerse a prueba en tareas progresivamente más exigentes. Se refiere a la capacidad de hacerse cargo de los problemas y de ejercer control sobre ellos.
- Humor: alude a la capacidad de encontrar lo cómico en la tragedia. El humor ayuda a superar obstáculos y problemas, a hacer reír y reírse de lo absurdo de la vida (Jauregui, 2007).
- Creatividad: es la capacidad de crear orden, belleza y finalidad a partir del caos y el desorden. En la infancia se expresa con la creación de juegos, que son las vías para expresar la soledad, el miedo, la rabia y la desesperanza ante situaciones adversas.
- Moralidad: se refiere a la conciencia moral, a la capacidad de comprometerse de acuerdo con valores sociales y de discriminar entre lo bueno y lo malo.
¿Qué condiciones aportan positiva y negativamente a nuestra capacidad de resiliencia?
Para que los procesos de resiliencia se desarrollen, es fundamental que interactúen tanto los factores de protección como los de riesgo. (Becoña, 2006)
Los factores de riesgo hacen referencia a aquellas características o cualidades de una persona, de una familia o de una comunidad que se sabe va unida a una elevada probabilidad de dañar su salud.
Algunas de estos factores son:
- Ausencia de figuras paterna y materna
- Carencia de límites, reglas o disciplina
- Falta de supervisión, atención y escucha de los padres hacia el adolescente
- Comunicación familiar deficiente
- Confusión de valores
- Violencia familiar
- Falta de empatía con los demás
- Bajo desempeño escolar
- Ausentismo escolar
- Deserción escolar
- Falta de proyecto de vida
- Dificultad para trazar y lograr metas
- Incapacidad de mostrar afecto
- Aislamiento, depresión, desesperanza
- Malas compañías. Amigos que presionan para romper las reglas
- Abuso en el consumo de alcohol, tabaco y drogas ilícitas
Los factores protectores serían atributos con efectos que aminoran directamente los resultados no adaptativos ante una situación conflictiva.
- Valores familiares que favorezcan la salud integral de los adolescentes
- Autoestima sana
- Integración y apoyo familiar
- Sana comunicación familiar
- Apoyo de los profesores
- Influencia positiva del círculo de amistades
- Práctica deportiva
- Uso saludable del tiempo libre
- Información sobre el consumo y abuso de drogas
Y tú, ¿ya chequeaste los factores de riesgo y protección presentes en tu vida? Si aún no lo has hecho, te invito a revisar nuevamente el listado. Reconoce cuáles y cuántos tienes, ya que en ellos encontrarás las fortalezas que te ofrece tu contexto para potenciar tu resiliencia, así como las áreas en las que puedes trabajar para mejorar
Para terminar, te invito a conocer la historia de este vendedor de cocos en Miami que representa un claro ejemplo de resiliencia ante el rechazo o la presión social.