¿Sabes qué son los autoesquemas?, Vamos a explorar por qué estos elementos son clave para comprender nuestra identidad.
La psicología social define el autoesquema como el conjunto de lo que una persona sabe o cree imaginar sobre sí misma, en ella, la persona valora de forma específica el cómo ha ido evolucionando a través del tiempo, tomando en cuenta experiencias anteriores y cómo han afectado su manera de actuar y de pensar (Brown & Taylor, 1986; Keiley, 2002, en Urdiales Ibarra et al., 2018)
Son fundamentales para la manera en que nos entendemos, nos valoramos y nos relacionamos con el mundo que nos rodea. Estos autoesquemas se desarrollan a lo largo de la vida y están influenciados por múltiples factores, como las experiencias personales, la familia, las relaciones sociales y, en gran medida, los estándares y expectativas sociales que nos imponen desde una edad temprana.
El autoesquema incluye una serie de factores que se relacionan en cómo nos concebimos como seres individuales, esto incluye el autoconcepto, la autoaceptación, la autoestima, la autoimagen, la autopercepción, la autoeficacia y la autorregulación (Urdiales Ibarra et al., 2018).
Por su parte, Rodriguez et al (1988) resaltan que en la actualidad científicos del desarrollo humano como Peretz Elkins, Rogers, Maslow, Bettelheim y otros, afirman que la autoestima es una parte fundamental para que el hombre alcance la plenitud y autorrealización en la salud física y mental, productividad y creatividad, es decir, en la plena expresión de sí mismo. Así pues, proponen “la escalera de la autoestima”, que está compuesta por seis “autos”:
ESCALERA DE AUTOESTIMA
¿Qué opinas de esta escalera? ¿te llama la atención alguna de estas frases?
A continuación, vamos a aclarar cada uno de estos conceptos. Presta mucha atención a cada definición:
- Autoconocimiento: Es conocer las partes que componen el “yo”, cuáles son sus manifestaciones, necesidades y habilidades; los papeles que vive el individuo y a través de los cuales es; conocer por qué actúa, cómo lo hace y cómo siente.
- Autoconcepto: Es el conjunto de creencias que una persona tiene acerca de lo que ella misma es. Cada persona se forma, a lo largo de su vida, una serie de ideas o imágenes que llevan a creer que así es.
- Autoaceptación: La auto aceptación es el cuarto escalón para alcanzar una autoestima alta. Aprender a aceptase es la cuarta base de la estructura de la autoestima.
- Autorrespeto: Es entender las propias necesidades y valorarlas para satisfacerlas; expresar y manejar en forma conveniente los sentimientos y emociones, sin hacerse daño ni culparse; buscar y valorar todo aquello que lo lleve a sentirse una persona orgullosa de sí misma.
- Autoevaluación: Es la capacidad de evaluar como positivo o negativo aquello que sea positivo o negativo para mí, reflexionando al mismo tiempo sobre normas y valores de la sociedad.
- Autoestima: La autoestima, plenamente consumada, es la experiencia fundamental de que podemos llevar una vida significativa y cumplir sus exigencias.
Ahora reflexiona, ¿en cuál de estos niveles tienes oportunidades para mejorar?
Branden (1995) sostiene que el nivel de nuestra autoestima tiene profundas consecuencias en cada aspecto de nuestra existencia: en la forma de actuar en el puesto de trabajo, en el trato con la gente, en el nivel a que probablemente lleguemos, en lo que podemos conseguir y, en un plano personal, en la persona de la que probablemente nos enamoremos, en la forma de relacionarnos con nuestro cónyuge, con nuestros hijos y con nuestros amigos y en el nivel de felicidad personal que alcancemos.
Lee las siguientes historias:
Un hombre se enamora, la mujer experimenta un sentimiento análogo, y se casan. Pero nada de lo que ella hace es suficiente para que él se sienta enamorado poco más que un momento; él es insaciable. No obstante, está tan entregada a él que persevera. Cuando por fin se convence de que ella realmente le ama y que no hay ningún resquicio de duda, él empieza a preguntarse si el nivel al que aspiraba no estaba demasiado bajo. Se pregunta si ella es realmente suficientemente buena para él. Finalmente, él la abandona, se enamora de otra mujer y de nuevo se repite la historia.
¿Por qué siempre me enamoro del señor Indebido?», me pregunta una mujer en la terapia. Su padre abandonó a la familia cuando ella tenía siete años, y en más de una ocasión su madre le había gritado: «Si no hubieras dado tantos problemas, a lo mejor, tu padre no nos hubiera abandonado». Cuando se hace adulta, «sabe» que su destino es que la abandonen. «Sabe» que no se merece el amor. Pero sueña relacionarse con un hombre. El conflicto se resuelve eligiendo hombres —a menudo, casados— a quienes con seguridad no les importa que su relación con ella sea muy duradera. Así, ella demuestra que su sentido trágico de la vida está justificado.
Estos ejemplos transmiten la idea de cómo se manifiesta una baja autoestima en el ámbito de lo íntimamente privado. Léelas nuevamente, ¿conoces alguna situación similar a los ejemplos?, reflexiona en cómo la forma en la que te percibes a ti mismo influye en todos los vínculos que estableces.
¡Cual sería tu respuesta a las siguientes preguntas?
¿Te respetas?
¿Te aceptas?
¿Te evalúas o devalúas?
¿Tienes un buen concepto de ti mismo?
¿Te conoces?
Si respondes afirmativamente a todas las preguntas, has desarrollado una alta autoestima. Si alguna de tus respuestas es negativa, ya sabes en qué aspectos puedes trabajar para mejorar.
Entonces, es innegable la importancia de la autoestima en el bienestar de los seres humanos, pero ¿cómo cuidar ese concepto de sí mismo en un entorno rígido y exigente frente a las diferencias físicas?, precisamente aquí radica un asunto fundamental en el estudio de esta unidad.
Complementando los “autos” corresponde resaltar el concepto de imagen corporal, cómo lo detalla la Fundación Sexpol: nos referimos a un constructo multidimensional que incluye percepción sobre nuestro propio cuerpo; cognición, creencias y opiniones sobre nuestro cuerpo y emociones, relacionadas con la complacencia hacia nuestro propio cuerpo. La percepción sobre la imagen corporal no es un fenómeno que ocurre aislado dentro de la persona, sino que se encuentra mediada por el contexto social en el que se desarrolle el individuo.
Por tanto, teniendo claridad sobre el autoconcepto, sus influencias y sus implicaciones, ahora exploraremos lo relacionado con los estándares sexuales y de belleza.
La autoestima sexual puede entenderse como la percepción positiva y confianza que una persona tiene en su capacidad para vivir su sexualidad de manera satisfactoria y placentera, libre de sentimientos de culpa, ansiedad o depresión. Este concepto abarca tanto la aceptación del propio cuerpo como organismo sexual, como la valoración de las características y comportamientos sexuales considerados deseables por otros. Además, integra experiencias pasadas, el contexto familiar y las relaciones interpersonales, siendo un elemento clave que influye en el comportamiento y la salud sexual de las personas. (Sierra et al., 2018)
Existe la diversidad corporal que defiende el derecho de todas las personas a habitar su corporalidad con satisfacción, independientemente de si responde o no a los modelos hegemónicos de belleza, promovidos por una sociedad concreta en un momento determinado.
Estos estereotipos sobre cómo debe ser un cuerpo están basados en unos cánones o modelos de belleza. Los cánones o modelos de belleza son el conjunto de características que una determinada sociedad o cultura considera convencionalmente como bellas o atractivas, ya sea en personas u objetos. Cada cultura desarrolla sus propios cánones y, además, estos pueden ir modificándose a lo largo del tiempo.
¿Qué ocurre cuando tu cuerpo no se ajusta a esos estándares de belleza? ¿Qué pasa cuando tu percepción propia se torna negativa precisamente por no ser seguir el estándar? ¿cómo afecta todo esto a nuestra sexualidad?
Aunque hay pocos estudios disponibles, algunos indican las posibles consecuencias para quienes se apartan del modelo. La Fundación Sexpol resalta dos de casos, en el primero, existe una correlación positiva entre el grado de insatisfacción corporal y el índice de masa corporal (IMC), de manera que las personas cuyo peso se encuentra fuera de dicho índice experimentan sentimientos negativos hacia su propio cuerpo (Casillas-Estrella et al, 2006). Por otro lado, existen otras circunstancias, como una intervención quirúrgica que modifica significativamente nuestro cuerpo, que pueden afectar a como nos sintamos frente al espejo. En este sentido, nos encontramos con que en el caso de cirugías por cáncer de mama, cuanto mayor sea la alteración de la imagen corporal, menores son los niveles de autoestima y el sentimiento subjetivo de atractivo (Cucarella, 2013).
En conclusión, tanto la autoestima como la percepción de la imagen corporal son aspectos fundamentales para considerar en los procesos de educación sexual. Estos están mediados por contexto sociocultural, las presiones sociales, el mito de la belleza, los roles y estereotipos de género y otros factores influyen en la construcción de los autoesquemas, así que ¿cómo podemos trabajar la autoestima en el ámbito sexual?, a lo largo de este curso ya hemos abordado múltiples acciones o estrategias para mejorar el asunto, así que vamos a recapitular:
- Conectar la autoestima sexual con la salud mental y emocional
- Incorporar prácticas de autocuidado emocional y sexual
- Trabajar en el contexto relacional, cuidando las relaciones y cultivando vínculos saludables
- Cuestionar estándares sociales y culturales
- Buscar apoyo profesional si se requiere.