Desarrollo de la inteligencia emocional para gestionar situaciones personales

Complementando la unidad, abordaremos la inteligencia emocional, un término que ganó relevancia gracias a Daniel Goleman, nos invita a reflexionar sobre la importancia de las emociones en nuestra vida cotidiana. Más allá de lo que sabemos o hacemos, nuestras emociones y cómo las manejamos tienen un impacto profundo en nuestras relaciones y en el bienestar personal.

 

Goleman en 1996, se refiere a la capacidad de reconocer, comprender y gestionar nuestras propias emociones, así como de influir en las emociones de los demás. Según Goleman, esta habilidad es crucial para el éxito personal y profesional, y complementa el coeficiente intelectual (CI) al destacar la importancia de competencias como la empatía, la autorregulación y las habilidades sociales.

 

¿Qué opinas de las siguientes frases?:

  • «El cerebro emocional surgió mucho antes que el cerebro racional.»
  • “En el mejor de los casos, el CI parece aportar tan sólo un 20% de los factores determinantes del éxito
  • Emociones negativas intensas absorben toda la atención del individuo, obstaculizando cualquier intento de atender a otra cosa”
  • «El éxito en la vida depende más de la capacidad de manejar las emociones que del coeficiente intelectual.»
  • «Las personas con una alta inteligencia emocional son hábiles para comprender y manejar sus propios sentimientos y para empatizar con los demás.»
  • “Las emociones tienen una mente propia, una mente cuyas conclusiones pueden ser completamente distintas a las sostenidas por nuestra mente racional.”
  • “No somos esclavos de nuestras emociones, somos dueños de ellas”

 

Estas son algunas ideas principales de la inteligencia emocional.

Esta es una forma de interactuar con el mundo que tiene muy en cuenta los sentimientos, y engloba habilidades tales como el control de los impulsos, la autoconciencia, la motivación, el entusiasmo, la perseverancia, la empatía, la agilidad mental, etc. Ellas con configuran rasgos de carácter como la autodisciplina, la compasión o el altruismo, que resultan indispensable para una buena y creativa adaptación social.

 

EL COCIENTE DE INTELIGENCIA (CI) ¿DETERMINA NUESTRO DESTINO?

No, el CI solo mide ciertas habilidades cognitivas. El éxito también depende de factores como la motivación, la perseverancia y las relaciones.

 

 

¿SE CONTRADICEN O COMPLEMENTAN?

<<EMOCIÓN>> << INTELIGENCIA>>

Se complementan. La inteligencia emocional es clave para gestionar las emociones y tomar mejores decisiones, haciendo que ambas trabajen juntas para el éxito.

(imágenes creadas con IA)

 

¿estás de acuerdo?

 

Goleman en su modelo, identifica cinco componentes esenciales: el autoconocimiento, la autorregulación, la motivación, la empatía y las habilidades sociales, todos fundamentales para construir relaciones saludables y manejar los desafíos emocionales cotidianos, a continuación, vamos a explorar cada uno de estos componentes:

 

  1. Autoconciencia – El conocimiento de las propias emociones

(CONÓCETE A TI MISMO)

 

Relato japonés:

Un belicoso samurái desafió a un anciano maestro zen a que le explicara los conceptos de cielo e infierno. Pero el monje replicó con desprecio:

—¡No eres más que un patán y no puedo malgastar mi tiempo con tus tonterías!

El samurái, herido en su honor, montó en cólera y. desenvainando la espada, exclamó:

—Tu impertinencia te costará la vida.

—¡Eso —replicó entonces el maestro— es el infierno!

Conmovido por la exactitud de las palabras del maestro sobre la cólera que le estaba atenazando, el samurái se calmó, envainó la espada y se postró ante él, agradecido.

—¡Y eso —concluyó entonces el maestro—, eso es el cielo!

La súbita caída en cuenta del samurái de su propio desasosiego ilustra a la perfección la diferencia crucial existente entre permanecer atrapado por un sentimiento y darse cuenta de que uno está siendo arrastrado por él.

 

Esta es la esencia de la autoconciencia emocional: no simplemente experimentar las emociones, sino darse cuenta de ellas en tiempo real. Por ejemplo, estar enojado, pero ser capaz de decir «estoy enojado» mientras se experimenta la emoción, lo que permite cierta distancia y control sobre la reacción emocional

 

La autoconciencia es la capacidad de seguir momento a momento nuestros sentimientos resultan crucial para la introspección psicológica y para la comprensión de uno mismo.

Tienen una mayor certeza de sus emociones suelen dirigir mejor sus vidas, ya que tienen un conocimiento seguro de cuáles son sus sentimientos reales.

 

Estilos de manejo emocional: Goleman describe tres estilos diferentes de manejo de las emociones:

  • Personas conscientes de sí mismas: Son aquellas que tienen una clara comprensión de sus estados emocionales mientras los experimentan. Estas personas tienden a ser emocionalmente saludables, con un sentido claro de sí mismas, y son capaces de cambiar su estado de ánimo rápidamente.
  • Personas atrapadas en sus emociones: Son personas que se sienten abrumadas por sus emociones y no son conscientes de ellas. Este estilo se caracteriza por una falta de perspectiva, lo que los lleva a sentirse controlados por sus emociones sin poder manejarlas.
  • Personas que aceptan resignadamente sus emociones: Estas personas son conscientes de sus emociones, pero las aceptan pasivamente, sin intentar cambiarlas. A menudo, esto se ve en personas que están deprimidas y no intentan salir de su estado emocional negativo.

 

El simple hecho de estar consciente de un estado emocional nos da el espacio necesario para tomar decisiones más racionales, en lugar de dejarnos arrastrar por nuestras reacciones emocionales, así que da paso al segundo componente de la IE.

 

  1. La capacidad de controlar las emociones. (ESCLAVOS DE LA PASIÓN)

 

El objetivo consiste en albergar la emoción apropiada, un tipo de sentimiento que se halle en consonancia con las circunstancias como decía Aristóteles.

Llegar a dominar las emociones constituye una tarea tan ardua que requiere una dedicación completa y es por ello por lo que la mayor parte de nosotros sólo podemos tratar de controlar -en nuestro tiempo libre- el estado de ánimo que nos embarga, así pues, no se trata de reprimir las emociones, sino encontrar el equilibrio adecuado, ya que cada emoción tiene un valor y significado importante.

 

El bienestar emocional no depende de eliminar las emociones negativas, sino de equilibrarlas con las positivas. Dominar nuestras emociones no solo mejora el bienestar general, sino también nuestra capacidad para manejar situaciones difíciles ya sea en el ámbito personal o profesional.

 

El autor resalta que hay diferentes estrategias para superar los estados de ánimo angustiantes y agrupa a la población en los siguientes:

  • Puristas del estado de ánimo: creen que todas las emociones son «naturales» y deben experimentarse tal como se presentan, sin tratar de cambiarlas
  • Promueven estados de ánimo negativos por razones pragmáticas: por ejemplo, médicos que necesitan mostrarse apesadumbrados para dar una mala noticia a sus pacientes; activistas sociales que alimentan su indignación ante la injusticia para poder ser más eficaces a la hora de combatirla
  • Abiertamente maquiavélicos en la manipulación de sus estados de ánimo: por ejemplo, varios cobradores que ejercitaban su irritabilidad para poder mantener su inflexibilidad ante los morosos
  • La mayoría admitió que se hallaba a merced de sus estados de ánimo

 

¿En qué grupo crees que se incluirían tus respuestas emocionales?

 

FALACIA DE LA CATARSIS

¿Has escuchado sobre lo positivo de dar rienda suelta a la ira?

Goleman aborda esta idea popular de que expresar el enfado a través de la catarsis alivia la emoción.

 

Estudios demuestran que descargar el enfado solo incrementa la excitación emocional, prolongando la irritación en lugar de calmarla. El enfoque más efectivo es tratar de calmarse primero y luego, de manera más asertiva y constructiva, abordar el problema. Esto se refleja en el consejo de Chogyam Trungpa: “Ni lo reprimas ni te dejes arrastrar por él”.

 

El autor explora en el capítulo de su libro otras emociones complejas y las estrategias que empleamos para su manejo, tales como la tristeza y la ansiedad, así que puedes leer el texto directamente para comprender más del asunto.

 

  1. La capacidad de motivarse uno mismo. (LA APTITUD MAESTRA)

 

Las emociones dificultan o favorecen nuestra capacidad de pensar, de planificar, de acometer el adiestramiento necesario para alcanzar un objetivo a largo plazo, de solucionar problemas, etcétera, y, en este mismo sentido, establecen los límites de nuestras capacidades mentales innatas y determinan así los logros que podremos alcanzar en nuestra vida.

 

Lee el siguiente caso:

Pedro es estudiante de último año de ingeniería y está preparando su tesis, que es fundamental para su graduación. Sin embargo, en las últimas semanas ha tenido muchos problemas familiares que le han generado una gran tensión emocional. Se siente angustiado y preocupado todo el tiempo. Un día, tiene que presentar un examen final que decide su promedio de graduación, pero la ansiedad por sus problemas personales lo afecta profundamente.

Durante el examen, Pedro se siente incapaz de concentrarse, sus pensamientos están constantemente en sus problemas familiares, y le cuesta recordar conceptos importantes que había estudiado. Incluso, se confunde al resolver preguntas que antes hubiera respondido con facilidad. El estrés y la tensión emocional que vive en ese momento afectan su lucidez mental, nublando su capacidad para pensar con claridad, lo que le impide rendir de la mejor manera en el examen.

 

¿Te suena familiar esta situación? ¿Alguna vez has experimentado algo similar?

 

Precisamente el autor resalta el impacto devastador que causa la tensión emocional sobre la lucidez mental. En la medida en que estemos motivados por el entusiasmo y el gusto en lo que hacemos -o incluso por un grado optimo de ansiedad- se convierten en excelentes estímulos para el logro.

 

La motivación positiva impulsa el éxito, especialmente en actividades de alta competencia, como deportes, música o ajedrez, donde la práctica intensa y constante es clave.

 

Esta habilidad no solo está relacionada con el manejo de emociones negativas, sino también con la capacidad de cultivar emociones positivas como el entusiasmo, la perseverancia y la confianza. Estos sentimientos ayudan a mantener la motivación a largo plazo, lo que es esencial para alcanzar objetivos y superar dificultades.

 

Albert Bandura, un psicólogo de la Universidad de Stanford que se ha ocupado de investigar el tema de la autoeficacia, resume perfectamente este punto del siguiente modo: «las creencias de las personas sobre sus propias habilidades tienen un profundo efecto sobre éstas. La habilidad no es un atributo fijo sino que, en este sentido, existe una extraordinaria variabilidad. Las personas que se sienten eficaces se recuperaran prontamente de los fracasos y no se preocupan tanto por el hecho de que las cosas puedan salir mal sino que se aproximan a ellas buscando el modo de manejarlas»

 

En resumen, las emociones pueden ser tanto un obstáculo como un motor para alcanzar metas y desarrollarse mentalmente. La automotivación se resume en esa capacidad impulsarse a sí mismo para alcanzar metas o realizar tareas, manteniendo el interés y el esfuerzo gracias al disfrute del proceso, la satisfacción personal y la superación de desafíos, sin depender de recompensas externas.

 

Y ahora, ¿comprendes cómo puede la automotivación ayudarnos a gestionar nuestras emociones para construir relaciones más positivas? Recuerda que puedes profundizar información sobre esta habilidad directamente en los textos del autor.

 

  1. El reconocimiento de las emociones ajenas – la empatía. (capítulo 7. LAS RAÍCES DE LA EMPATÍA)

 

¿Recuerdas que en la unidad anterior exploramos la empatía y el apoyo emocional? Ahora retomaremos estos conceptos, pues son pilares esenciales en la teoría de la Inteligencia Emocional desarrollada por Goleman.

 

La empatía es conocida como la habilidad popular, es la capacidad para sintonizar emocionalmente con los demás.

 

La conciencia de uno mismo (que es la primera habilidad de la IE) es la facultad sobre la que se erige la empatía, puesto que, cuanto más abiertos nos hallemos a nuestras propias emociones, mayor será nuestra destreza en la comprensión de los sentimientos de los demás. Así pues, es indispensable primero conocerse a uno mismo para poder reconocer las emociones de los demás.

 

Las raíces de la empatía se retrotraen a la más temprana infancia. Prácticamente desde el mismo momento del nacimiento, los bebés se muestran afectados cuando oyen el llanto de otro niño, una reacción que algunos han considerado como el primer antecedente de la empatía.

 

En una investigación llevada a cabo por Martin L. Hoffman, de la Universidad de Nueva York, un niño de un año llevó a su madre ante un amigo suyo que se encontraba llorando para que intentara consolarlo, a pesar de que la madre de este último también se hallara en la misma habitación. Este tipo de confusión también puede encontrarse en aquellos niños de un año que imitan la angustia de los demás, una forma, posiblemente, de poder llegar a comprender mejor los sentimientos ajenos. No es tampoco infrecuente que, si un niño se lastima los dedos, otro se lleve la mano a la boca para comprobar si también se ha hecho daño o que, al contemplar el llanto de su madre, se frote los ojos aunque él no esté llorando.

 

Entonces, si la empatía se empieza a desarrollar desde la infancia, ¿cómo influye el tipo de crianza en su desarrollo?

 

Precisamente el autor resalta que la educación parental juega un papel crucial en el desarrollo de la empatía. Las estrategias educativas que fomentan la conciencia de las emociones y sus efectos (por ejemplo, señalar cómo una acción afecta a otra persona) favorecen el desarrollo empático en los niños. Adicionalmente, los niños cuenten con modelos de comportamiento con respuestas empáticas tienden a replicar dichos patrones en la construcción de sus vínculos como adultos.

 

¿Sabes qué es la sintonización emocional?

 

Es la capacidad de captar, aceptar y responder con empatía a las emociones de otra persona. La sintonización constituye un proceso tácito que marca el ritmo de toda relación y es algo muy distinto a la mera imitación.

En palabras de Stern, quien ha estudiado ampliamente el concepto de sintonización emocional, la relación sexual «implica la capacidad de experimentar el estado subjetivo del otro: compartir su deseo, sintonizar con sus intenciones y gozar de un estado mutuo y simultáneo de excitación cambiante»; una experiencia, en suma, en la que los amantes responden con una sincronía que les proporciona una sensación tácita de profunda compenetración. Pero, si bien la relación sexual constituye, en el mejor de los casos, la máxima expresión de la empatía mutua, en el peor de ellos, sin embargo, manifiesta la ausencia de toda reciprocidad emocional.

 

  1. El control de las relaciones. (capítulo 8. LAS ARTES SOCIALES)

 

Éstas son las habilidades que subyacen a la popularidad, el liderazgo y la eficacia interpersonal. Las personas que sobresalen en este tipo de habilidades suelen ser auténticas “estrellas” que tienen éxito en todas las actividades vinculadas a la relación interpersonal.

 

Goleman dice: «Estas habilidades sociales son las que nos permiten relacionarnos con los demás, movilizarles, inspirarles, persuadirles, influirles y tranquilizarles.»

 

Las habilidades sociales son fundamentales para la eficacia en el trato con los demás. La falta de estas habilidades puede llevar al fracaso interpersonal, incluso en personas intelectualmente brillantes.

 

Sin embargo, para poder conectar con los demás es necesario un mínimo de sosiego interno. Así pues, el requisito para llegar a controlar las emociones de los demás —para llegar a dominar el arte de las relaciones— consiste en el desarrollo de dos habilidades emocionales fundamentales: el autocontrol y la empatía.

 

Por su parte, Hatch y Gardner (en Goleman, 1995) resaltan cuatro habilidades como los elementos que componen la inteligencia emocional:

 

 

  • Organización de grupos. La habilidad esencial de un líder consiste en movilizar y coordinar los esfuerzos de un grupo de personas. Ésta es la capacidad que podemos advertir en los directores y productores de teatro, en los oficiales del ejército y en los dirigentes eficaces de todo tipo de organizaciones y grupos.

 

  • Negociar soluciones. El talento del mediador consiste en impedir la aparición de conflictos o en solucionar aquéllos que se declaren. Las personas que presentan esta habilidad suelen descollar en el mundo de los negocios, en el arbitrio y la mediación de conflictos y también pueden hacer carrera en el cuerpo diplomático, en el mundo del derecho, como intermediarios o como consejeros de empresa.

 

  • Conexiones personales. Esta es la habilidad que se asienta en la empatía, favorece el contacto con los demás, facilita el reconocimiento y el respeto por sus sentimientos y sus intereses y permite, en suma, el dominio del sutil arte de las relaciones. Estas personas saben «trabajar en equipo» y suelen ser consortes responsables y buenos amigos o compañeros de trabajo; en el mundo de los negocios son buenos vendedores o ejecutivos y también pueden ser excelentes maestros.

 

 

 

  • Análisis social. Esta habilidad consiste en ser capaces de detectar e intuir los sentimientos, los motivos y los intereses de las personas, un conocimiento que suele fomentar el establecimiento de relaciones con los demás y su profundización. En el mejor de los casos, esta capacidad les convierte en competentes terapeutas o consejeros psicológicos y, en el caso de combinarse con el talento literario, produce novelistas y dramaturgos muy dotados.

(imágenes creadas con IA)

 

El conjunto de todas estas habilidades constituye la materia prima de la inteligencia interpersonal, el ingrediente fundamental del encanto, del éxito social e incluso del carisma. Las personas socialmente inteligentes pueden conectar fácilmente con los demás, son diestros en leer sus reacciones y sus sentimientos y también pueden conducir, organizar y resolver los conflictos que aparecen en cualquier interacción humana. Ellos son los líderes naturales, las personas que saben expresar los sentimientos colectivos latentes y articularlos para guiar al grupo hacia sus objetivos. Son el tipo de personas con quienes a los demás les gusta estar porque son emocionalmente nutricios, dejan a los demás de buen humor y despiertan el comentario de que «es un placer estar con alguien así

 

Con esto concluimos el estudio de esta unidad. A lo largo de ella, te hemos proporcionado información conceptual acompañada de diversos ejemplos, con el fin de que puedas aplicarlos en la construcción de tus relaciones, creando vínculos más significativos y promoviendo un entorno basado en el respeto, la colaboración y el bienestar de todos.